Thirteen


Hacía ya mucho tiempo que no escribía nada. Hacía ya mucho tiempo que tenía a quién contarle todo lo que pasaba por mi cabeza. Sigo teniendo a quién contárselo, pero esta vez es diferente. No voy a andarme con indirectas, ni con medias tintas, como la última vez que me dolió tanto. Hace ya mucho tiempo que me recuperé de aquello, pasaron muchas más cosas, me hicieron daño muchas más veces después de eso. Pero bueno, lo afronté sin más, no pasa nada.

Esta vez no es diferente en realidad. Lo afronté sin más, como todos tenemos que afrontar todo lo que pasa. Hacía ya mucho tiempo que no me atrevía a querer, a bajar los escudos y a querer a alguien con todo, a lo loco. Pero bueno, encontré a alguien que, sinceramente me volvió loca desde el minuto 1. No fue un error, pero había tantas cosas que compartíamos, y al final no fue más que un amor de verano. Bueno. Que ni tan siquiera fue un amor. Quizá yo sí quise, pero nada más, y me aferraba con todo lo que podía, tan fuerte que hasta se me cortaría la circulación en las manos si fuese una cuerda. Tiene gracia, yo, que dije que no volvería a caer.

Era de esas personas que llegan y te revolucionan todo. Fue un gran verano a su lado. Veíamos las estrellas, nos contábamos la vida mientras la veíamos pasar. Ya no me ando con referencias, esto es una confesión. Grabé sus canciones favoritas para escuchar en el coche mientras íbamos a cualquier parte. Cuánto daño hizo el coche en mis relaciones personales. Al terminar el verano, quedábamos los sábados, una hora conmigo, y el resto con su pareja, y por la noche, el camino a casa era conmigo. Que sí. Que lo leo ahora y entiendo lo estúpida que puedo llegar a ser. Es bonito confiar en alguien, y compartir tantas cosas, y tantos momentos. Y prometerle lealtad. Y ser su Comandante. Era de esas personas que resultan increíbles. Pero era de esas personas que saben que lo vas a dar todo, todo el tiempo, y cuando ven que están a punto de perderte, dan lo justo para tenerte cogida. Nunca llegué a darme cuenta en realidad. Quería usar este párrafo para describir cómo era, y que me entendieseis, pero estoy en un punto en el que no encuentro ni una palabra para describirla. Ni para bien ni para mal. Pero estoy segura de que tuvisteis a alguien así en algún punto de vuestra vida.

Habíamos hablado de tantas cosas para el futuro. No me interpretéis mal, futuro amistoso. No había más que eso, pero no me di ni cuenta, porque siempre dio lo justito para tenerme ahí, por si acaso, me imagino. No me di cuenta de qué trastorno había causado en mi vida hasta hace nada. Nada literalmente. Como un par de días, pero no sé describir bien la impotencia que me causó todo esto, darme cuenta, y entenderlo. Era de esas personas con las que prometes ver una serie juntas, o una película, y lo hice yo, que nunca prometo nada desde hace años, desde hace muchos años. Dejé la única serie que estaba viendo para verla juntas, pero como supongo que ya sabréis, ese momento nunca llegó. Me dije muchas veces a mí misma que era momento de retomarla. Pero seguía con ese «lo justito para tenerme cogida» yo me sentía esa bala en la recámara que siempre fui. Hace cuestión de unos días volví a ver la serie, porque era el momento de superarlo, de valorarme todo lo que no me valoró nunca. Os sonará a tontería pero es un paso enorme para mí. Volví a escuchar canciones que sólo sonaban en el coche, volví a todo lo que no hacía porque me recordaba a ella.

Asumí que se había construido una nueva vida en la que yo no tenía lugar, de la que yo ya no formaba parte. Hay tantas cosas que me gustaría decirle, pero no para echárselas en cara, aunque se lo merecería, sino para que de una vez alguien le haga entender cómo puede llegar a doler. Porque estoy segura de que no soy la primera en realidad. No sé si algún día llegará a leer esto, ni si alguien lo hará.

Me gustaría decirle cómo me dolió haberle dejado toda la libertad y todo el tiempo del mundo para nada, cómo me dolió darme cuenta de que daba «lo justito para tenerme», cómo me dolió todo porque parecía que se estaba riendo en mi cara. Cómo me dolió sentirme tan utilizada, y cómo me dolió que me llamase cuando le convenía. Y yo siempre estuve, sin darme ni cuenta. Hacía ya mucho tiempo que no pensaba en ella, pero cuando me di cuenta de que lo estaba superando no dejé de llorar. Me gustaría decirle tantas cosas. Me gustaría contarle todo lo que pasé, cuando ella no estuvo a mi lado. Me gustaría enseñarle a todas las personas que estuvieron a mi lado cuando ella desapareció con su vida nueva. Me gustaría enseñarle a todos los que estuvieron cuando fue el invierno más frío de mi vida. Me gustaría decirle que mi lucha se terminó.

A Olaya y a Paula Vicente ; por ser mi abrigo en este invierno tan largo.

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